*Por Juan Carlos Hernández Ascencio

En variadas ocasiones hemos escuchado hablar de liderazgo, en la escuela, en la empresa, en el trabajo común de cada uno de nosotros, también a veces sin saberlo somos participes del trabajo en equipo, y damos resultados que ahí se esperan, haciendo una sinergia interesante para nuestro desarrollo personal como profesional.

¿Qué se espera de los líderes del siglo XXI? Es la pregunta obligada que hacemos, pues de que hay lideres los hay y muchos y buenos también, sin embargo, hay que trabajar en la formación y detección de liderazgos para el fortalecimiento institucional, para las empresas de hoy y las que vengan, eso incluye para las familias, pues ahí se ejerce el primer liderazgo.

El liderazgo requiere de un líder, pero también requiere de las personas sobre quienes se ejerce el liderazgo, y estas se encuentran generalmente trabajando sobre un particular propósito, así es que si o si se necesita quien las guie al fin último de esa encomienda, es ahí donde se ejerce la acción de liderar un proyecto de interés común.

Existen pues para tal fin diez recomendaciones sobre trabajo y liderazgo en equipo: Las personas son el principal activo que tiene toda institución. Propiciar un clima de integración y resultados con base a la credibilidad y confianza. Establecer relaciones gratificantes en lo profesional y personal al servicio de los objetivos personales y del equipo. Identificar las semejanzas y las diferencias entre los colaboradores para conciliarlas en la búsqueda de los objetivos. Los mejores resultados del equipo se obtienen cuando existe equilibrio entre el desarrollo personal e institucional. Desarrollar lideres fortalece a los equipos. La colaboración con argumentos sólidos y convincentes, jamás porque yo lo digo. Construir una visión de equipo clave para la persuasión y el logro de objetivos. Otorgar autoridad a los colaboradores como medida de motivación para el logro de resultados a través de otros.  Y fomentar el sentido de pertenencia para enfrentar los desafíos.

Por otra parte, también se ha dicho que existen los siete pecados de trabajo en equipo y esto son: La soberbia, eludir la responsabilidad, la incongruencia, robar las ideas de los colaboradores, defraudar la confianza, la pereza y la falta de ética. Es decir, se necesita hacer lo contrario a esto, para prosperar en el trabajo en equipo, de otra manera no se avanza proactivamente como debe ser.

En tal sentido, tenemos que los universitarios, la gente con estudios, la gente con empleo digno, los empresarios, la clase política son ya la élite de México y están llamados a liderar el destino de su México… es una responsabilidad que no pueden y no deben rehuir, sino afrontar con éxito, en la inteligencia que no demos rezagarnos en el entorno mundial, pues nuestro país ha dado muestra de su gente talentosa y solo se necesita impulsar, proponer y ejecutar para así demostrar que se puede.

Recordar que el líder nace y se hace, por ello requiere conocimientos, destrezas y aptitudes para desarrollar el liderazgo eficaz. Confíe en usted y asuma los retos con responsabilidad.  A usted México le necesita. ¡Hágale pues!.