Por Juan Carlos Hernández A.
Ante los acontecimientos que pasamos de un día inseguro y otro también, en una avalancha de datos, estadísticas que arroja el comportamiento de la delincuencia organizada y no, México se encuentra en la ola más alta y continua de hechos que perjudican el patrimonio, la vida, las familias y de la ciudadanía en general, y por desgracia y lo que se ve no parará pronto o se tendrán soluciones de gran calado, por varios factores entre ellos: la capacitación a los cuerpos y elementos de seguridad, la falta de equipo táctico, la de vehículos, la de personal, la de incentivos y buena remuneración, la de estrategia, si le añadimos que puedan darse algunos actos de falta de ética en la actuación de algunos elementos, pues estamos peor día a día.
Ante ello la pregunta obligada es ¿algún remedio, consideración o estrategia para una oportuna solución, alguien por ahí que pudiera responder? Y es que amable lector esto no es cuestión de tiempo ni pasado ni futuro, no, esto es del presente, del aquí y ahora, y esto es cosa de planeación efectiva, en el combate de frente de cara hacia la delincuencia común, y ésta que se encuentra en las calles, en la ciudad, en el pueblo, en las carreteras y caminos de brecha, en las playas, en los campos, es decir por doquier. O usted piense dónde no.
Este no es un tema de actitud, de ver qué se dice, qué se piensa, no, este es un tema de aptitud, es decir qué se pretende hacer para combatir este cáncer que carcome a la sociedad, no solo en México, claro, sino en el mundo entero. La cuestión es que la violencia delincuencial no respeta edad, sexo, posición, profesión ni oficio, pues lo mismo se roba a un estudiante trausente en la calle, que una señora, profesor, periodista, comerciante, a ricos y pobres, y si existe la clase media, pues también; bueno ya no hay respeto ni por el ministro de la iglesia.
Qué el delincuente no profesa religión. Quizá sea una pregunta increíble o inútil, pero ¿no tienen poquita moral? Pues así cómo entender que nacieron en una familia, y al menos les dieron un nombre de pila, les han de haber dado algunos valores, consejos al menos, sin menoscabo que son responsables de sus propios actos (delincuenciales) no se puede explicar la conducta humana en tal grado de un ¡singular vale nada! -por no escribir palabras más feas- pero no saben el mal que hacen, claro está que no. Y menos las secuelas, heridas y traumas psicológicos que provocan.
En el índice de criminalidad por país según datos de Numbeo, México ocupa el 44 lugar en ello de entre 142 paises[i], así que no estamos decorosamente enarbolando una aceptable posición a nivel internacional. Y bueno qué le vamos a hacer si no es la ciudadanía la que sea y será responsable de armarse, pues no lo está permitido por la constitución. Tampoco será la que recorra las calles en busca de algún despistado delincuente, pues éstos si están armados y no le temen a nada, eso creo. No, la gente común que hace por vivir y buscar el pan suyo de cada día no piensa en enfrentar al delincuente, pero tampoco sabe si será o no víctima de él.
Sin embargo, el delincuente sobrevive un y otra vez y sigue en lo mismo, se sabe protegido, y ello le empodera a su manera. Preguntarnos hasta cuándo, será una pregunta necia, porque no hay quién la responda. Vivimos y convivimos en una sociedad falta de valores, moral y ética, una de familias disfuncionales, una de colonias y barrios con gente de bien pero también con gente de mal.
La naturaleza del hombre no debería ser para la práctica del mal; sino más bien para engrandecerse como ser humano en la bienaventuranza de buscarse el bien para sí mismo, claro de una forma legal, y para con los demás, pero no es así, estamos inmersos en el peligro, salimos de casa sin saber cómo regresaremos o si regresaremos. El llamado es a quienes están ahí para ayudar, para asegurar que todo vaya bien, pero el punto es cómo, pero también cuándo. Tenemos que pensar en educar a nuestra niñez, pues son el futuro de nuestro México, no abracemos una esperanza ni vivamos del temor. Jóvenes volver a pensar. ¡Dios nos guarde de la discordia!
[i] https://es.numbeo.com/criminalidad/clasificaciones-por-pa%C3%ADs