Por Juan Carlos Hernández

Si entendemos la opinión como la que describe un concepto y la información como la que proporciona datos y que en ambos casos provocan que, quien la recibe accione, tome decisiones a su alcance y entendimiento. La información transforma, la opinión hace pensar.

En el proceso de la comunicación, el decodificador del mensaje es el mismo receptor, en este caso “consumidor de noticias”, consume una gama de informaciones que recibe a través de diversos medios como periódico, radio, cine y televisión. El espectador, lector o radioescucha es el destinatario natural de la corriente informativa de los medios masivos. El sitio que ocupa la opinión pública se localiza en el tercer factor de la comunicación, el destino.

La opinión pública es la comunicación pública, involucra un concepto de difusión de mensajes con el empleo de todas las formas comunicativas posibles. El contenido del mensaje es de interés colectivo, afecta a un grupo de personas y la respuesta tiene un alcance de difusión masivo.

Es fundamentalmente una comunicación de los ciudadanos con su gobierno y de manera secundaria entre ellos mismos. Aunque no solo se refiere a lo político ya que es un resultado del procesamiento de información recibida en un clima de opinión determinado, mediante el proceso de importación de información desde el medio hacia el sistema-clima de opinión. La opinión pública para que tenga una base consistente necesita de información. ¿El público está suficientemente informado, insuficientemente informado o ampliamente desinformado?

El estudio de la opinión pública hay que hacerlo en el contexto de la comunicación de masas y de los efectos sociales de los medios de la información. No debemos perder de vista que la opinión pública, en tanto opinión razonada y bien informada, ha estado siempre en manos de la minoría dominante, de grupos cultos y minoritarios reunidos en los clubs (Chartier 2003), y con acceso directo a los medios de comunicación. En la sociedad de masas la opinión pública sigue teniendo por sujeto al público, pero éste no se parece en nada al público de la Ilustración.

Como dice Raúl Rivadeneira Prada, en su libro “La opinión pública”: la opinión pública como un sistema abierto. No hay opinión pública sin seres humanos, grupos y organizaciones sociales. Involucra factores políticos y temas de poder. Así como comunicarnos es una necesidad, estar informados también lo es, para estar enterados de lo que sucede en nuestro entorno y poder externar nuestras posturas y opiniones. A través de la noticia el hombre satisface su necesidad de informarse.

He aquí el dilema. En la libertad de expresión siga vigente, fortalecida por los profesionales de la comunicación, los líderes de opinión y a la sociedad en su conjunto. Informar y opinar deben ser derechos garantizados, libres y respetados a cabalidad en México.

Usted infórmese y claro luego opine. ¡Hágale pues!

 El autor es Master en Gestión Social y Políticas Públicas.