Por Juan Carlos Hernández Ascencio

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El hombre sensato es aquel que forma un hogar y procura en lo posible recrearse y edificarse en la procreación de los hijos, cuando casarse quiere y ser feliz con la mujer que ha encontrado como compañera de vida. Es justo ahí donde nace la esperanza de dar vida, con el acompañamiento de la señora de la casa, la importante presencia de la maravillosa mujer, que, juntos dan sentido a la familia.

Pese a que nunca se ha dicho que ser padre es fácil, también nunca se ha dicho que sea del todo muy difícil, pues aprendemos en la marcha y sobre las vivencias que experimentamos en los altibajos y vicisitudes que ofrece la vida misma.

Padres exitosos no son aquellos que solo mantienen a la familia, facilitando casa, vestido y sustento, son más bien los que educan en valores, los que se ocupan por la salud espiritual de la familia, por la bonanza en las relaciones intrapersonales entre los miembros que la integran.

Como dice San Agustín de Hipona: El padre cuando su hijo es pequeño le regala nueces, cuando es mayor, un códice* es decir, según en la edad y responsabilidades de los hijos es donde el padre está atento, con una sana autoridad que ayude a llevar de la mano a sus hijos, aunque también es muy pertinente que se deba reconocer y respetar la autoridad del padre de familia. Siempre la guía del padre será importante para dar seguridad a los hijos.

Para ser padre se necesita invariablemente la práctica del amor, la compresión, dedicación, la disciplina, la elocuencia, la autoridad, la caridad, vehemencia, compasión y emoción en que todos ellos y aún más son elementos definitivos que ayudarán a que sea mejor escuchado y pueda ejercer influencia positiva e integral a cada elemento de la familia.

Procurar la superación profesional cada padre, como también la espiritual le redituará a él en principio y posteriormente a los suyos, pues así se convierte en fuente de sabiduría y guía para con los demás, no hay un papá que no sea consultado un dia y otro también para que brinde consejo a los integrantes de la familia, por eso es menester sea fuente de conocimiento, sea empírico, científico o practico.

La figura paternal sin duda en estos tiempos aciagos en que la humanidad, se está deshumanizando, juega un papel por si mismo muy importante en la consecución de los anhelos, objetivos y metas de su familia.

Hagamos el reconocimiento a la figura paternal, sin menoscabo de reconocer el rol de la madre en su propio hogar, así se podrá consolidar una nueva sociedad fincada en altos valores éticos y morales con miras a fortalecer y restablecer el tejido social, aunque en la sociedad actual se ha manifestado con posturas en detrimento de la figura paterna, empero no todo es malo en su haber, hagamos lo posible para que impere la concordia y llegue la felicidad plena y que la imagen paterna sea respetada y valorada en su justo medio. ¡Hágale pues!

 

*(en. Ps. 73, 2).

*In evan. Ioan., c.5, l. 2: «Deus est ita causa ómnium creaturarum quod sit etiam causa subsistendi».